Con un panorama en el Djokovic o Wawrinka no acaban de volver a su nivel de tenis tras sus lesiones, con un Murray que sigue posponiendo su regreso al circuito a cuenta de su lesión de cadera, con un Roger Federer fantástico, pero que decide (por segundo año consecutivo) no pisar la tierra batida, se daba una coyuntura muy favorable para tenistas de la talla de Alexander Zverev o Dominic Thiem, aunque, por razones obvias, con Nadal en arcilla tus posibilidades descienden.
Las expectativas que había sobre Sascha Zverev en París eran muy altas. Un tenista que, prácticamente, está ya asentado en la élite. El año pasado logró sus dos primeros Masters Mil: Roma y Canadá. Y, en la presenta temporada, ha hecho una gira de arcilla magnífica que hizo que llegara a Roland Garros con muy buenas sensaciones. El joven germano se alzó con un título en Madrid, al batir, precisamente, a Thiem en la final. Además, quedó como finalista en Roma (título que defendía) tras perder en la final ante Nadal en tres mangas. También conquistó el ATP 250 de Münich y llegó a las semifinales en Montecarlo.
Es cierto que el alemán en Grand Slam, hasta el momento, no había logrado grandes resultados, nunca había pasado de octavos de final. En París rompió ese maleficio en los majors. Comenzó con un debut muy cómodo (6-1 6-1 6-2 a Berankis; Nº 102). Fue el único partido cómodo que tuvo en la capital francesa. En segunda ronda sufrió ante Dusan Lajovic (Nº 60), al cual terminó venciendo tras 3 horas y media por 6-2 en el quinto set. En la siguiente ronda sufrió aún más, necesitó de 4 horas para vencer a Damir Dzumhur (Nº 29), con un intenso 7-5 en el quinto set. El padecer no terminó ahí. En octavos derrotó a Karen Khachanov (Nº 38) en cinco mangas; 6-3 en el último parcial. Por fin había cruzado hasta los cuartos de final en un Grand Slam, eso sí, luchando bastante.
Le queda mucho por hacer, por demostrar, en el tenis. Ya es presente y futuro de este deporte. Con 21 años, Nº 3, 8 títulos (de los cuales, 3 son Masters Mil), está llamado a ser una referencia mundial de gran prestigio. Es cierto que tiene muchas tareas pendientes, pero, sin duda, la que más resonancia tiene es la de los Grand Slams. Al germano se le resisten, de momento. Al menos, en Roland Garros ha roto esa barrera que tenía de los octavos de final en los grandes. Veremos.
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