domingo, 10 de junio de 2018

Nadal logra su undécima Copa de los Mosqueteros

Rafael Nadal venció a Dominic Thiem en la final de Roland Garros y conquistó el major parisino por undécima vez


Por si había alguien que dudaba si Rafa Nadal era o no el mejor tenista de la historia sobre tierra batida, creo que ya han sido más que despejadas esas dudas para esos pocos que aún se atrevían a dudarlo. El rey de la arcilla conquistó Roland Garros por undécima vez, el primero fue en 2005. El balear derrotó al austríaco Dominic Thiem por 6-4 6-3 6-2 en 2 horas y 42 minutos y sumó su 17º título de Grand Slam. En total, su título ATP número 79.

Además, con este triunfo (con el que revalida el título) se mantiene en el número uno del ranking ATP, con esa pequeña distancia que le saca a Roger Federer (100 puntos). Se trata de su cuarto título del curso (Montecarlo, Barcelona, Roma, Roland Garros), todos conseguidos en su gira predilecta de siempre, donde saca brillo a su raqueta, donde se siente como en ningún otro sitio, sobre la arcilla; donde ya cuenta 56 trofeos. Su balance en Roland Garros se sitúa en 86 victorias y 2 derrotas. Casi nada. 

El dominio de Rafa en París no tiene precedentes. Y se agotan los adjetivos con los que referirse a Nadal. El español afrontaba su 11ª final en el major francés ante, quizá, el rival más difícil que le podía tocar para sus intereses, hoy en día, sobre el polvo de ladrillo: Dominic Thiem. De hecho, el austríaco le derrotó en los cuartos de final de Madrid hace unas semanas y también en Roma en 2017. Ahora bien, ambas derrotas sobre arcilla fueron en torneos a tres sets. A cinco mangas contra la Rafa la cosa se complica.



Al principio, Nadal comenzó como un toro. Break. Sin embargo, Thiem respondió muy bien. Contrabreak. A partir de ahí, se siguió nivelando e igualando el duelo, aunque Thiem jugase muy bien, no encontraba la manera de contestar a Nadal. No podía. Durante todo el choque hizo gestos de manera intermitente, gestos de desesperación; comentarios, negaba con la cabeza, abría los brazos. Un claro ejemplo del tenis incontestable del mallorquín. Thiem ha tenido delante a ese mismo jugador que cuando él tenía 12 años estaba llevándose su primer Roland Garros en 2005 (esto dijo Thiem en la ceremonia de trofeos tras el partido) y que ahora estaba en la Philippe Chatrier intentando plantarle cara, a ese mismo tenista, como ha sabido hacer en muchas ocasiones, pero esta vez no había forma. Intratable Nadal. 6-4 6-3 6-2, contundente resultado pese al notable juego del austríaco, del que nadie duda (ni Rafa) de que volverá a disputar una o más finales en París, y ganará alguna o algunas. Quizá esto sucederá cuando Nadal ya no dispute más Roland Garros. 

Hasta los dedos (o la muñeca, el brazo) de Nadal se bloquearon, ante tal vendaval de tenis. Tuvo que ser atendido brevemente por el médico del torneo, fue un pequeño susto en el tramo final de un encuentro más para la historia. 

11 Roland Garros; 17 Grand Slam. El español vuelve a estar a tres títulos de Grand Slam de Roger Federer (20). Al arrancar el 2017, Roger tenía 17 y Nadal 14. Dos leyendas que quisieron retirar hace años, pero que ahora han vuelto a dominar el circuito ATP, tanto que son los dos primeros del ránking y se han repartido (a partes iguales) los últimos seis Grand Slam del calendario. Impactante. 



No hay nada más que decir ante tanta competitividad y tanto éxito por parte del español. Ganar en Roland Garros es toda una tradición para Nadal. Parece un simple trámite para Rafa; hace parecer fácil lo difícil. Inhumano. 

Se llevó una gran ovación. Y se le terminaron por escapar lágrimas. Sabe lo que cuesta ganar cada Roland Garros. Aunque lo haya celebrado por undécima vez, el llanto apareció. 


''Thiem es un gran amigo y uno de los tenistas que necesita el circuito. Dominic era un rival muy difícil y muy agresivo. Me ha empujado hasta el límite, y no puedo ni describir mis sentimientos'', dijo Nadal

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